"VACAS LOCAS"- INCINERACIÓ-CIMENTERES
Sabies què ... entre els molts productes que es volen incinerar en els forns de la cimentera Lafarge hi ha el que fa referència la notícia del diari El País en el dia de avui?
Còpia article EL PAIS :
Las secuelas de una crisis alimentaria
Polémica en torno a la quema de las harinas peligrosas
Las cementeras sólo incineraron una cuarta parte de los residuos previstos
CARMEN MORÁN - Madrid - 08/04/2008
El mal de las vacas locas pudo tener su origen en una suerte de canibalismo animal, es decir, vacas a las que se les puso en el pesebre harinas producidas a partir de despojos de sus compañeras rumiantes, cabras, ovejas o las propias vacas muertas. Así que, desde que en noviembre de 2000 el ministro de Agricultura Miguel Arias Cañete anunció la muerte entre temblores de la vaca Parrula, la legislación sobre las harinas animales se puso exigente, en línea con lo ocurrido en el resto de la UE.
Desde entonces, los despojos de rumiantes, una vez hechos harinas, tenían que ser incinerados, para desgracia de los buitres. Y en aquellos momentos ganaderías enteras pasaban por la hoguera cuando se detectaba un prión. También como en Europa, las cementeras se ofrecieron entonces a incinerar esos residuos y adaptaron sus plantas al efecto con una inversión de la que hoy se duelen, entre dos y tres millones de euros, dicen, para quemar alrededor de 200.000 toneladas de harinas. "Jamás hemos utilizado más de 50.000", se viene lamentando hace tiempo el director del departamento de Tecnología y Medio Ambiente de Oficemen, Pedro Mora. Y se pregunta "¿dónde va el resto?". Ahí lo deja.
Anagrasa, la gran Asociación Nacional de Industrias Transformadoras de Grasas y Subproductos Animales, niega tajantemente que las harinas no estén pasando por las plantas transformadoras, y con más energía replica cualquier temor a que sean exportadas a terceros países.
Esta patronal tiene otros datos: "Se producen entre 90.000 y 110.000 toneladas de harinas MER" (material específico de riesgo: ojos, amígdalas, médula, sesos...). Dicen que todo se incinera, por supuesto, aunque para ello han tenido que utilizar "sistemas alternativos", porque la incineración en cementeras es dificultosa y cara. "A veces hay que transportar estas harinas a más de 600 kilómetros hasta una cementera, porque no las hay en todas las comunidades y por cada tonelada que se quema nos cobran 60 euros", explica el presidente de Anagrasa, Valentín García.
"Además, las cementeras, que en principio hacían un favor, ahora están utilizando las harinas como combustible, por tanto, ellas tendrían que pagar, en lugar de cobrar", añade. Si esto no cambia, dicen, la gente seguirá utilizando vertederos especiales o centrales térmicas, por ejemplo. Afirman, eso sí, que a las cementeras llegan unas 40.000 o 50.000 toneladas.
En lo que tanto las cementeras como la industria de transformación están de acuerdo es en el descontrol que hay en los despojos urbanos, es decir, lo que sobra en los mercados. Al pequeño comerciante tampoco le sale barato deshacerse de los despojos, que, aunque han pasado todos los controles para el consumo humano, acaban en la basura. Éstos son los únicos desechos autorizados para alimentar animales de compañía, y también los únicos que se exportan, dice García.
Ahora la Administración estudia la utilización de restos avícolas para consumo de cerdos, y al revés. "
Anagrasa, la gran Asociación Nacional de Industrias Transformadoras de Grasas y Subproductos Animales, niega tajantemente que las harinas no estén pasando por las plantas transformadoras, y con más energía replica cualquier temor a que sean exportadas a terceros países.
Esta patronal tiene otros datos: "Se producen entre 90.000 y 110.000 toneladas de harinas MER" (material específico de riesgo: ojos, amígdalas, médula, sesos...). Dicen que todo se incinera, por supuesto, aunque para ello han tenido que utilizar "sistemas alternativos", porque la incineración en cementeras es dificultosa y cara. "A veces hay que transportar estas harinas a más de 600 kilómetros hasta una cementera, porque no las hay en todas las comunidades y por cada tonelada que se quema nos cobran 60 euros", explica el presidente de Anagrasa, Valentín García.
"Además, las cementeras, que en principio hacían un favor, ahora están utilizando las harinas como combustible, por tanto, ellas tendrían que pagar, en lugar de cobrar", añade. Si esto no cambia, dicen, la gente seguirá utilizando vertederos especiales o centrales térmicas, por ejemplo. Afirman, eso sí, que a las cementeras llegan unas 40.000 o 50.000 toneladas.
En lo que tanto las cementeras como la industria de transformación están de acuerdo es en el descontrol que hay en los despojos urbanos, es decir, lo que sobra en los mercados. Al pequeño comerciante tampoco le sale barato deshacerse de los despojos, que, aunque han pasado todos los controles para el consumo humano, acaban en la basura. Éstos son los únicos desechos autorizados para alimentar animales de compañía, y también los únicos que se exportan, dice García.
Ahora la Administración estudia la utilización de restos avícolas para consumo de cerdos, y al revés. "
8 COMENTARIS (clica i escriu els teus):
El director general de la Agrupación de Fabricantes de Cementos de España (OFICEMEN), Rafael Fernández, alertó ayer en Toledo de la posible utilización de harinas cárnicas para elaborar piensos. Esta opinión, explicó, se deduce de la escasa cantidad de estas harinas que las empresas cementeras han destruido desde el año 2001, dentro del plan concertado con el Gobierno para erradicar el mal de las "vacas locas".
Según datos de esta asociación, los hornos de estas empresas apenas han quemado 60.000 toneladas al año, cuando el compromiso asumido con el Ministerio de Agricultura era el de eliminar unas 400.000, es decir, sólo se ha carbonizado poco más del 10% del total previsto.
Joan Ribó - Portavoz de Medio Ambiente de Esquerra Unida del País Valenciá
Desde un punto de vista medioambiental, quemar un producto biológico con un alto contenido en proteínas es un derroche solamente comparable a hacer fuego con billetes de curso legal. La naturaleza nos muestra cómo muchas especies de animales (buitres, quebrantahuesos, etc.) basan su dieta precisamente en estos materiales que son llamados de riesgo desde el punto de vista del mal de las vacas locas (EEB). Si es antinatural que los rumiantes se conviertan en carnívoros por el consumo de harinas cárnicas, verdadera causa de la enfermedad de las vacas locas, incinerar estos materiales, como se está empezando a hacer en las cementeras valencianas, es un derroche a nivel biológico que ocasiona un aumento de las emisiones de los gases contaminantes de las cementeras hasta niveles no comprobados y que impide en la práctica avanzar en cualquier otra alternativa de reciclaje de estos materiales.
Las cuentas que hace un par de años hicieron las cementeras sopesando la cantidad de toneladas de harinas cárnicas que destruirían en sus hornos y los beneficios que por ello obtendrían no cuadran. Un desajuste destapado por las propias industrias del cemento que refresca el delicado asunto de la encefalopatía espongiforme bovina (EEB), o enfermedad de las vacas locas , y que ha despertado dudas en algunos sectores sobre la actuación de los ganaderos, mataderos, fábricas transformadoras o incluso las instituciones.
EL PERIODICO DE EXTREMADURA
Sábado, 12/4/2008
Sociedad
Las cementeras se encargarán de incinerar las 400.000 toneladas de harinas animales
La Administración pagará a las empresas 12 pesetas por cada kilo destruido en sus hornos
JAVIER SAMPEDRO - Madrid
El 1 de enero entró en vigor la principal medida europea contra la expansión de las vacas locas: la prohibición de las harinas con restos animales. España produce al año 420.000 toneladas de estas harinas, que hasta el mes pasado se utilizaban para fabricar piensos y ahora deben ser incineradas. Serán los hornos de las empresas cementeras los que se ocupen de la mayor parte de esa incineración, según el acuerdo que ese sector y el Ministerio de Agricultura firmarán a principios de la semana que viene. La Administración pagará 12 pesetas por kilo de harina destruida: unos 5.000 millones al año.
¿POR QUÉ NO A LA INCINERACIÓN?
LA INCINERACIÓN DE RESIDUOS LIBERA AL MEDIO AMBIENTE CONTAMINANTES SUMAMENTE TÓXICOS. LAS EMISIONES SE DAN en forma gaseosa (a traves de los gases de la chimenea y de emisiones fugitivas), liquida (efluentes de los dispositivos de lavado de gases) y sólida (cenizas y filtros).
Entre los contaminantes tóxicos emitidos por los incineradores se encuentran dioxinas y furanos, metales pesados tales como plomo, cadmio y mercurio, gases de efecto invernadero, gases ácidos y particulas ultra finas.
La enfermedad de las vacas locas, o encefalopatía espongiforme bovina, es una enfermedad causada por priones, y que puede ser transmitida a los seres humanos a través del consumo de partes de animales infectados, sobre todo tejidos nerviosos.
La encefalopatía espongiforme bovina (EEB) o «enfermedad de las vacas locas» es una enfermedad de reciente aparición, perteneciente a una misteriosa familia de enfermedades emparentadas, muy raras en su mayoría. Los primeros casos de animales enfermos se declararon en el Reino Unido en 1986. En 1996 se detectó en el hombre una nueva enfermedad, una variante de la Enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, que se relacionó con la epidemia de EEB en el ganado vacuno.
ES UN ATAQUE A LA SALUD QUE POLITICOS IRREPONSABLES ORDENEN INCINERAR EN CEMENTERAS LOS RESTOS DE ESTOS ANIMALES CONTAMINADOS DE UNA ENFERMEDAD (RARA), QUE LOS CIENTIFICOS-MEDICOS NO HAN DESCUBIERTO Y NO SE SABE EL ALCANCE QUE PUEDA SIGNIFICAR PARA LA POBLACIÓN .
LO QUE SI SABEMOS ES QUE LA PERSONA QUE SE CONTAMINA DE ESTA ENFERMEDAD MUERE DE UNA FORMA HORRIBLE.
campañas de saneamiento. La fiebre de Malta se contagia a los humanos al ingerir leche, mantequilla o queso contaminados.
MI padre murió en 33 días. Entró el 25 de septiembre de 2006 en el hospital Infanta Cristina y el 28 de octubre falleció. Fue fulminante. La enfermedad fue terrible, fue perdiendo todas sus facultades, la vista, el habla, la capacidad de andar.»
La enfermedad de la que habla el joyero Carlos González, que regenta una tienda en la calle Santo Domingo de Badajoz, es la de Creutzfeldt-Jakob, más conocida como 'enfermedad de las vacas locas', una encefalopatía que destruye el cerebro en pocos meses y causa la muerte. Ahora vuelve a estar de actualidad en España porque ha salido a la luz la muerte de dos personas en León
Publica un comentari a l'entrada